Esa mañana de sábado, salimos a recorrer su barrio, Shoreditch. Era una zona llena de vida, mercaditos de flores, street food, graffitis...

Sabíamos que no iba a ser fácil. Que la distancia podía unirnos más o separarnos definitivamente.

Ya en el remís emprendiendo el camino de vuelta, nadie habló una palabra y menos el señor que manejaba

Todavía me acuerdo lo que sentí el momento exacto en que leí ese mensaje “El 7 de junio llego a Buenos Aires, ya saqué pasaje”.

Martes 7 am abrí los ojos y lo primero que hice fue girar hacia la mesa de luz en búsqueda del celular.

Lunes otra vez. Mismo desayuno, mismo camino al trabajo y al llegar, las mismas caras largas típicas de un comienzo de semana.

Mientras escribía este capítulo, pensaba en las tantas veces que idealizamos a la persona que queremos encontrar