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  • María Florencia Vazquez

Baños de Bosque

La vida moderna y sus exigencias nos impone cada vez más un ritmo de vida acelerado, desconectado de nosotros mismos, nuestras necesidades y los entornos naturales. Hace 50 años, el 70 por ciento de la población mundial vivía todavía en zonas rurales. Según las Naciones Unidas, en el año 2050, dos de cada tres personas vivirán en zonas urbanas.


Diariamente nos sumergimos en una vorágine de obligaciones que no solo incluyen las laborales o familiares sino la demanda de atención y el esfuerzo cognitivo que nos requieren estas tareas o las pantallas que observamos permanentemente. Si pensamos en lo que hacemos al final del día para desconectarnos, probablemente alguna de estas respuestas nos suenen conocidas: navegar en Instagram, Facebook, mirar la tele o el iPad, es decir conectarnos a otra pantalla. Es conocido el impacto que este estilo de vida trae a nuestro cuerpo y nuestras emociones, ya sea en forma de ansiedad, estrés, ataques de pánico o la sensación de no desconectarse nunca.


Hace algunos años la Agencia Forestal de Japón, en búsqueda de una solución contra el estrés y la muerte por exceso de trabajo que sufría su población, propuso la vuelta a la naturaleza como terapia para recuperar la paz y el equilibrio. Bajo el nombre de Shinrin-yoku, esta práctica nos invita a sumergirnos en el bosque de forma consciente a través de los cinco sentidos.



El término Shinrin-Yoku fue acuñado en 1982 inspirado en prácticas budistas ancestrales y en el sintoísmo, una religión nativa de Japón que venera los espíritus de la naturaleza. “Yoku” significa exponer a, acción de bañarse, “Shinrin” significa bosque, de ahí surge “Baño de bosque” término también utilizado para referirse a esta práctica que suma cada vez más adeptos en el mundo.


¿De qué se trata la terapia Shinrin-yoku o Baño de bosque?


Tomar un baño de bosque consiste en sumergirse en la naturaleza de manera consciente, implicando los cinco sentidos: escuchar el ruido del viento, el crujir de las hojas al caminar, observar la gama de colores y texturas o sentir el aroma que desprenden los árboles. En algunas prácticas se recomienda además, tomar un té o una infusión para que el sentido del gusto participe también de esta experiencia.


El bosque puede tener un impacto positivo sobre nuestra salud pero para ello, no es suficiente una simple caminata entre los árboles, hay que absorber al bosque con todos los sentidos de manera consciente.


¿Cómo y dónde practicar un “baño de bosque”?


Es cierto que el "baño de bosque” es una terapia sin demasiadas reglas o pasos a seguir, donde lo más importante es utilizar todos nuestros sentidos para lograr una verdadera inmersión, sin embargo, existen algunas recomendaciones a tener en cuenta para que sea una experiencia realmente beneficiosa para nuestra salud.


Antes de comenzar el baño de bosque es importante apagar el celular o cualquier otro dispositivo electrónico que pueda desviar nuestra atención y apartarse el tiempo necesario para disfrutar de la experiencia. Se recomienda al menos una hora de inmersión.


En relación al lugar, si bien varios países ya han designado itinerarios especialmente diseñados para este tipo de terapias, el bosque no es el único espacio donde se puede realizar. Cualquier espacio natural y abierto puede servir, por ejemplo los parques también son pequeños oasis de naturaleza en medio de las grandes ciudades. Sí es recomendable que el lugar sea de acceso público y seguro, alejado del ruido o de áreas altamente transitadas, con un sendero señalizado y sin grandes desniveles.


Podemos realizar un baño de bosque por nuestra cuenta o recurrir a un guía certificado. El guía puede ser de gran ayuda para que la actividad de inmersión en la naturaleza sea profunda, placentera y con todos nuestros sentidos, sobre todo si se trata del primer contacto con este tipo de terapia.


Muy importante, contar con ropa cómoda y calzado adecuado a las condiciones meteorológicas y del terreno. Mantenerse hidratado y tener agua suficiente para todo el recorrido.


La mejor manera de comenzar es caminando despacio, no hay obligación de recorrer determinada cantidad de kilómetros, el foco está puesto en tomar contacto poco a poco con cada una de las especies que conforman el bosque o lugar que hayamos elegido para realizar la inmersión. Respirar profundo y pausado para lograr relajarnos a la vez vamos involucrando y activando cada uno de nuestros sentidos.

Después de unos minutos caminando, podemos sentarnos en el suelo o bajo alguno de los árboles, en silencio, con nuestra atención focalizada únicamente en lo que el paisaje nos ofrece a través de sus sonidos, olores, texturas, colores. Lo importante es ESTAR presente con todos los sentidos


Algunos guías suelen concluir la experiencia con un espacio para que los participantes compartan sus impresiones y una ceremonia del té, para incluir el sentido del gusto. Sin embargo, no existe una única manera de practicar esta terapia ya que puede variar en función del guía y las necesidades del grupo.


¿Cuáles son los beneficios del “Baño de bosque”?


El poder restaurador del contacto con la naturaleza ha sido experimentado e intuido durante mucho tiempo, sin embargo, los avances científicos y tecnológicos de la actualidad permiten medir con precisión la actividad cerebral y de nuestro sistema nervioso en diferentes situaciones y entornos.


Japón fue el primer país en demostrar científicamente los beneficios que el contacto con la naturaleza puede traer a nuestra salud. Los estudios del antropólogo y fisiólogo Yoshifumi Miyazaki y su colega Juyoung Lee de la Universidad Chiba, han tenido una especial relevancia en este tema. Durante la última década llevaron a cabo estudios con más de 600 participantes, donde midieron diferentes parámetros, constantes vitales y la actividad cerebral, antes y después de una sesión de shinrin-yoku. Los resultados revelaron que tras un paseo de un par de horas por el bosque se reduce la presión sanguínea, decrece la concentración de cortisol en la saliva (biomarcador del estrés) y, bajan los niveles de glucosa en la sangre. Los participantes afirmaron además que se encuentran con mejor ánimo y que el nivel de ansiedad ha bajado.

Dichos estudios también demostraron que interactuar con la naturaleza disminuye la actividad del córtex prefrontal, la parte del cerebro, donde residen las funciones cognitivas y ejecutivas como planificar, resolver problemas y tomar decisiones. En cambio, la actividad se desplaza a otras partes del cerebro relacionadas con la emoción, el placer y la empatía, características más próximas a la creatividad que a la productividad.


Los trabajos concluyeron además que pasear varias veces al mes por un bosque incrementa el vigor y reduce los niveles de ansiedad, depresión, angustia y fatiga.


Por su parte, el inmunólogo Qing Li, ha demostrado también que un paseo por un bosque o por un parque aumenta significativamente la concentración de células NK –siglas procedentes del inglés natural killer- en sangre, un tipo de glóbulo blanco que contribuye a la lucha contra las infecciones y el cáncer. Según Li, los compuestos volátiles emitidos por los árboles son los principales responsables de este efecto beneficioso sobre el sistema inmunitario.


A su vez, el equipo de investigadores coreanos liderados por el Dr. Han, analizaron el efecto de los baños de bosque en pacientes que padecían dolor crónico, fatiga crónica o fibromialgia. Se evaluó la efectividad de un programa de baños de bosque unido a otras actividades complementarias (relajación, musicoterapia...), y se comprobó que los participantes obtenían mejoras psicológicas con disminución del dolor y mejora del estado de ánimo.

 

“Debemos volver a la naturaleza, y ese es mi mensaje para el mundo”



Dr. Qing Li, Director de la Sociedad Japonesa de Medicina Forestal


 

La práctica del “baño de bosque” ya es considerado en Japón como “medicina tradicional” con carácter preventivo y cuenta con cerca de dos millones de practicantes.

La agencia Forestal de Japón ha designado más de cincuenta bosques como centros oficiales de terapia forestal especialmente cuidados para la práctica de Shinrin-Yoku. Por su parte, en Occidente, los baños de bosque han ganado popularidad en años recientes, sumándose a otras prácticas parecidas de contacto con la naturaleza como el senderismo, la ecoterapia o el excursionismo. Muchas empresas lo están implementando además como beneficio para sus empleados.


¿Conocían esta técnica? ¿la probaron alguna vez? . Aunque no es lo mismo que estar presente, les comparto un video cortito filmado en el interior de un bosque para empezar a practicar al menos con la vista y el oído. :)






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