Vivimos en una época donde tenemos disponible muchísima información para mejorar cualquier aspecto de nuestra vida, relaciones, finanzas, salud, desarrollo personal, sin embargo, diciembre nos sorprende una y otra vez armando una lista de resoluciones que no pasarán más allá de febrero. ¿Te suena conocido?
Resulta relativamente fácil ponerse metas, pero ¿Qué pasa después? ¿Que hace que algunas personas logren resultados y otras no?
Guiados por el deseo de gratificación inmediata (¡no sé lo que quiero, pero lo quiero ya!), resulta más fácil creer en resultados mágicos que involucrarnos en el proceso que conlleva lograr algo. En tiempos de inmediatez, donde estamos a un “Click” de todo, hablar de proceso aburre.
Para quienes quieran seguir explorando más sobre el tema, quiero recomendarles un libro del autor Jeff Olson: “The Slight Edge”. Él define al éxito como el proceso compuesto por acciones simples y cotidianas, sostenidas en el tiempo. Nada de cosas locas o cambios bruscos que no podemos sostener sino cosas que YA sabemos cómo hacer.
Hasta acá podríamos estar tentados de decir que es fácil ¿no? Vayamos un poco más allá, tomemos el ejemplo de una persona que, inspiración vía Instagram mediante, quiere ponerse en forma. Sabe que para empezar, tiene que hacer algún tipo de ejercicio físico y comer saludable sin embargo, el día después de decidir ponerse en forma, llega a casa cansado, sin ganas de nada y se debate internamente entre tirarse a ver Netflix o anotarse en el gimnasio. Opta por la primera opción, “empiezo mañana” se dice a sí mismo. Minutos más tarde, nuestro protagonista tiene hambre, sin dudarlo, como todas las noches, opta por abrir la aplicación de Delivery en su celu y mirar las opciones de hamburguesas. Mientras se está imaginado el Big Mac con papas fritas, lo asalta su resolución del día anterior en relación a ponerse en forma. Resopla, duda unos minutos y decide ir por lo conocido, está cansado y no tiene paciencia para explorar nuevas opciones de Delivery saludables. Los días pasan y el objetivo de ponerse en forma parece más y más lejos. Explicaciones tranquilizadoras tales como “Es que trabajo hasta muy tarde”, “no me queda tiempo para nada”, “las mañanas no puedo hacer ejercicio” le sirven como excusa para justificar la falta de compromiso y no tomar responsabilidad. Como ven, si bien se trata de las decisiones diarias, ambas opciones siempre están disponibles, en este caso, elegir un estilo de vida saludable es tan fácil como elegir seguir sosteniendo los hábitos que llevan a lo contrario.
Son las decisiones que tomamos todos los días las que marcan la diferencia. Vistas en el corto plazo pueden parecer insignificantes, porque estamos acostumbrados a ver el resultado final y no el proceso, pero es “esa” decisión sostenida en el tiempo con disciplina la que se convierte en un hábito que genera determinados resultados.
Olson plantea cuestiones concretas: si las decisiones que estamos tomando diariamente, están en congruencia con quienes somos, nuestra misión y nos acerca a lo que queremos lograr, ¡adelante! Ahora, si hoy no estamos conformes con los resultados en algún aspecto de nuestra vida, también se trata de pequeñas decisiones que tomamos en el pasado, una invitación a tomar responsabilidad por ellas. ¿La buena noticia? La vida cambia en el momento que tomamos nuevas decisiones en congruencia con lo que queremos lograr.
Algunas consideraciones del Autor que me parece importante destacar:
Tomar plena conciencia sobre las cosas a las cuales nos exponemos diariamente y las decisiones que tomamos.
Sé consistente: Un poco todos los días.
¿Las decisiones que estás tomado hoy, están alineadas con tu propósito?
Todas las decisiones cuentan, por más pequeñas e insignificantes que parezcan.
Rodeate de personas que te impulsen a dar la mejor versión de vos mismo.
Revisá tus hábitos de alimentación ¿cómo te verías dentro de cinco años si seguís manteniéndolos? ¿Cómo estaría tu salud en general? ¿Cómo te sentirías?
Comprometete a largo plazo. Sé realista y tené paciencia con el proceso. Los resultados no aparecen de un día para el otro.
Cuando veas historias de éxitos, no juzgues tan rápido, generalmente no vemos “el detrás de escena”.
Poner el foco en nuestras decisiones diarias y ser conscientes de ellas, puede resultarnos aburrido y no tan tentador como el giro repentino en un guión de película hollywoodense, pero al fin y al cabo son esas pequeñas decisiones diarias las que mañana marcarán una gran diferencia.
Y si todavía te falta motivación, una frase que al menos a mí, me funciona: Dentro de un año, desearás haber empezado hoy.
Les dejo además un video (está en inglés) con un resumen de las ideas principales del libro.
Créditos: Foto de portada Unsplash Caleb Jones
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