¿Sos feliz? me preguntaron una vez. Yo venía hablando a dos mil palabras por minuto y sentí que me estrellaba contra una pared.
Algunas personas nunca se preguntan sobre la felicidad, otras como yo, se lo preguntan frecuentemente, como si fuera un “barajar y dar de nuevo” que cada tanto permite recobrar la dirección hacia lo que verdaderamente importa.
La pregunta sobre si somos o no felices jode, abre un debate interno que no podemos dejar de atender, nos saca del automatismo y nos invita a revisar. Aunque a veces, preferimos seguir cómodamente incómodos abrazando la queja antes que hacer.
En medio de las obligaciones y compromisos diarios, querer ser feliz parece osado, como si se tratara de un estado supremo reservado para unos pocos. Va de la mano con ponerse “profundos” como si eso de la felicidad se tiene que simplemente dar, porque si empezás a indagar en el tema te volvés un filósofo existencialista. Basta que uno diga que quiere ser feliz para que del otro lado alguien diga: Para un poco…¿Feliz? ¿No es mucho?...
Actualmente, si bien nos estamos permitiendo la búsqueda consciente de la felicidad dejando de lado mandatos propios o ajenos, también es cierto que la misma felicidad se prescribe como un “deber ser” más de la sociedad y entonces paradójicamente, nos sentimos más desdichados aun porque pasa a ser una obligación “tengo que ser feliz, ¿cómo no voy a serlo? Si tengo X (completar con lo que corresponda, puede ser marido, hijo, amigos, trabajo, etc.)
Por otro lado, siguiendo con las contradicciones del mundo en el cual vivimos, ser infeliz está mal visto, tanto, que uno termina preguntándose dónde carajo encuentro la felicidad ¿se vende? ¿en qué presentaciones viene? Dame la más grande así me dura un buen rato y pertenezco.
Pero tranquilos, afortunadamente hay personas que se dedican hace muchos años a medir la felicidad, sí, medirla y como resultado de muchos estudios llegaron a la conclusión de que se puede aprender a ser felices. Así lo dice Martin Seligman, exponente de la Psicología Positiva y autor de “Authentic Happines”. Y si, yo estoy cada día más convencida de esta idea.
Otro autor que estudió que cosas hacen que una vida valga la pena, llegó al concepto de “fluir” o “flow” como un estado relacionado con la felicidad. Si no lo conocen a Mihaly Csikszentmihalyi les dejo el link de una de sus charlas TED acá.
Para mí, la felicidad está íntimamente relacionada con el bienestar, no solo físico sino también emocional y espiritual. Tiene que ver con tener un propósito, diferente a decir que el propósito de nuestra vida es ser felices. No es cosa de pocos, es un derecho de todos. No está allá, sino acá, en las decisiones que tomamos todos los días, los hábitos que tenemos, las relaciones que cultivamos, en la elección de las cosas que nos hacen bien. Y claro está, no menos importante que desarrollar la capacidad de ser felices, es no cagarla cuando finalmente lo lograste.
¿Para vos con qué tiene que ver la felicidad?
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